lunes, 31 de agosto de 2015

Tejido linfático

El tejido linfático o linfoideo es el componente principal del sistema inmunitario y está formado por varios tipos diferentes de células que trabajan juntas para combatir una infección. El tejido linfático y el sistema inmunitario pueden participar también en la lucha contra algunos tipos de cáncer. Este sistema rechaza, además, los tejidos recibidos de otras personas, tales como las transfusiones de sangre o los transplantes de órganos.

El tejido linfático se encuentra en muchos lugares del cuerpo, incluyendo los ganglios linfáticos, el timo, el bazo, las amígdalas y la médula ósea, y también se halla disperso dentro de otros sistemas, como el digestivo y el respiratorio. El sistema linfático es el encargado de enlazar todos los tejidos linfáticos entre sí.

El tipo principal de célula que forma el tejido linfático es el linfocito. Los linfocitos, a partir de los cuales se desarrollan los linfomas, circulan por el sistema linfático en dirección al torrente sanguíneo. Hay dos tipos principales de linfocitos: los linfocitos B y linfocitos T. Aunque ambos tipos pueden producir un linfoma, los de células B son mucho más frecuentes que los de células T. Ambos tipos son responsables, respectivamente, del 85% y del 5% de los casos de linfomas no Hodgkin.

Los ganglios linfáticos son órganos del tamaño de una judía que se encuentran localizados en todo el cuerpo y que están conectados mediante un sistema de vasos linfáticos. Estos vasos son parecidos a las venas, pero, en vez de llevar sangre, transportan linfa, un fluido que contiene productos de desecho y excesos de fluido de los tejidos corporales, así como células del sistema inmunitario que se trasladan a los ganglios linfáticos de otros tejidos. Los ganglios linfáticos aumentan de tamaño cuando están combatiendo una infección. Y un ganglio linfático grande es indica con frecuencia la aparición de un linfoma

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